Insectos en el Arte“Al despertar Gregorio Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo, encontróse en su cama convertido en un monstruoso insecto”. Así comienza La metamorfosis, el relato más famoso de Franz Kafka (1883-1924). Y no es la única creación de la fantasía humana donde un insecto -en este caso, una cucaracha- es el protagonista.
En El escarabajo de oro, cuento de Edgar Allan Poe (1809-1849), el dibujo de un insecto es la clave principal para encontrar un tesoro. En Las moscas, primera obra teatral de Jean-Paul Sartre (1905-1980) el título tiene más bien un carácter simbólico.
Mariposas abundan en la obra de Vladimir Nabokov (1889-1977), el autor de Lolita, pero no debe extrañar, porque su otra pasión –aparte de la literatura- era coleccionar mariposas. Incluso hay una que descubrió y que lleva su nombre.
Curiosamente, también hay insectos en la música. El vuelo del moscardón, del ruso Rimsky-Korsakov (1844-1908), reproduce instrumentalmente las idas y venidas de un abejorro.
¿Y en las artes plásticas? Desde los bisontes de Altamira, los animales han protagonizado buena parte de la pintura y la escultura de todos los tiempos. Probablemente por su pequeño tamaño, la figuración de insectos es proporcionalmente baja. Excepto en el arte oriental, excepto las mariposas (cuyos colores todo pintor admira), excepto en los bodegones (donde nunca falta una mosca), la aparición de los insectos es casi siempre esporádica y lateral.
Con todo, formas (o deformaciones) de insecto son visibles en la imaginería del flamenco Hierónimus Bosch, llamado El Bosco, (1450-1516), de la mexicana Leonora Carrington (1917-?) y del universal Salvador Dalí (1904-1989).
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